La fidelidad no está de moda. El mundo se ha vuelto cambiante política, social y económicamente, a velocidades frenéticas. Tenemos una cultura consumista del usar y tirar.
A ello se ha añadido una cultura relativista del todo vale, de cualquier decisión tiene el mismo valor y esto afecta a nuestras relaciones y a nuestros trabajos.
Por eso la fidelidad es una virtud no valorada, más bien despreciada por nuestra cultura, ridiculizada ella y ridiculizados quienes intentan seguirla. Pero ¿es realmente así? El ser fiel a una idea, a una creencia, a una persona, a un proyecto, a la propia palabra….es estéril?